jueves, 30 de julio de 2009

Los 27 pueblos en vías de desaparicion

Orán y Anta tienen a lo largo del ramal ferroviario C-18 una decena de parajes que quedaron en la vía. En el país más de 800 pueblos están encaminados a desaparecer por falta de trenes, caminos y opciones que frenen su lento e inexorable desgranamiento demográfico.
De acuerdo con una investigación desarrollada por la Fundación Responde, entidad civil orientada a la recuperación social de poblados nacionales, 195 de estas localidades se encuentran en el NOA y 27 en la provincia de Salta.

Es el caso de La Estrella, una población del Este salteño que ya no figura en los censos del INDEC, aunque allí algunas familias siguen tan aferradas a la tierra como los durmientes del ramal C-18.

En ese nudo chaqueño, no hace mucho tiempo atrás, el paso de los cargueros del ferrocarril Belgrano hacia temblar los caminos que se desprenden hacia Pichanal (Orán), La Unión (Rivadavia) y Joaquín V. González (Anta).

Hoy, sin embargo, en el cruce de las rutas provinciales 13 y 5 sólo los silbidos esporádicos del viento rompen el silencio del desolado monte.
Kilómetros más al Norte, sobre la misma línea ferroviaria, asoma otro pueblo que desapareció de los censos: Esteban de Urizar. Esta localidad también nació con el tren y fue la última locomotora que se detuvo en su andén la que preanunció, con su ronca bocina, la hora del ocaso.
De su pasado ferroviario, Urizar sólo conserva los despojos de su estación, que aún cobija a familias lugareñas, y un oxidado vagón que quedó varado en los rieles esperando por una cuadrilla que nunca llegó.

Al sur de La Estrella, el departamento de Orán tiene junto al ramal C-18 otro pueblo que para el INDEC está enterrado bajo tierra, aunque allí una decena de familias y una escuela escondida tras los escombros de la estación de trenes resisten el olvido. En esas aulas 26 chicos y una sacrificada docencia sueñan con una historia que otros, desde ciudades distantes, pueden ayudar a reescribir.

Más al Sur, ya en tierra anteña, Chorroarín también dejó de figurar en las estadísticas demográficas y otros pueblos vecinos están encaminados a la misma suerte, como Ceibalito, Macapillo o Tolloche. En esta última localidad, recostada sobre los bordes de Salta, Chaco y Santiago del Estero, nació el ingeniero agrónomo Carlos Saravia Toledo, miembro de la Academia Nacional de Ciencias que acaba de ser reconocido por el Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT) en Camiri por sus aportes técnico-científicos al desarrollo sostenible de la ganadería del Chaco Boliviano.

"La internación del ferrocarril en la región chaqueña del Oriente Salteño dio origen a numerosos pueblos, que surgían basados en la explotación de los bosques de quebracho vírgenes en el momento en que los atravesaban los rieles, pero que luego desaparecieron rápidamente por la intensa explotación a que fueron sometidos, particularmente durante la segunda guerra mundial y los años subsiguientes", reseñó Saravia Toledo, quien hizo notar que "en medio de este proceso de auge-ruina hubo pueblos que sustituyeron la economía forestal por el desarrollo agropecuario y continuaron creciendo".

Por esta razón, a diferencia de las estaciones que quedaron completamente abandonadas al sur del río Bermejo -incluyendo a Yuchán, Matorras y Chaguaral- sobre el mismo ramal aún transitan trenes de carga entre Apolinario Saravia y Joaquín V. González.

Saravia Toledo, quien es también miembro de la Academia de Agrónomos y Veterinarios, recordó que en algún momento a través del ferrocarril no sólo se movilizaban grandes volúmenes de cargas, sino que se llevaba en vagones-tanques hasta el agua necesaria en la zona de Urizar, La Estrella y Martínez del Tineo.

"Al agotarse los bosques el abandono de esas estaciones fue total", advirtió. Algunas causas de emigración.

La fuerte emigración en los pueblos que están encaminados a desaparecer en distintas regiones del país se debe a una múltiplicidad de causas, entre ellas las siguientes: Cierre de estaciones de ferrocarril, falta de inversión en mejoramiento de caminos,falta de estudios integrales de regiones que permitan un ordenamiento territorial, aislamiento ocasionado por el trazado de rutas pavimentadas alejadas de los antiguos caminos de tierra,pérdida de la principal actividad económica que le dio vida al pueblo, debilitamiento de su infraestructura de servicios a raíz del achicamiento del pueblo, falta de transportes públicos que permitan el traslado de la población existente,falta de inversión pública en educación formal e informal, falta de fuentes de trabajo e imposibilidad de acceder a la información y a las oportunidades en general. Aislados, sin trenes ni caminos, siguen resistiendo el olvido en distintos rincones de la provincia.

Fuente: (El Tribuno – Salta)